viernes, 20 de febrero de 2009

Media Verónica



Verónica va a visitar a su abuelo.

Complejo, delicado, reservado: así lo describen los médicos.
Y ella lo mira, lo mira y se acuerda de cuando la llevaba al cole, cuando aprendió a dividir con dos cifras entre lágrimas explicándole porque no le salía. Se acuerda de los almuerzos, de sus manos calentitas cuando la llevaba de paseo.
El abuelo no habla, y cuando lo hace, es en voz baja. Mira por la ventana, toca la sábana con la puntita de sus dedos.


Charlan. Verónica le cuenta de sus viajes, de como se animó a irse sola, de como buceo aunque tiene asma. El abuelo sonríe. Por primera vez se ríe de la falta de cautela, con la certeza de los que saben que hay cosas peores.
Le cuenta como conoce casi todo el mundo, como aprendió casi por accidente a hablar tantos idiomas.
Ella nota en su discurso la paz del que hizo mucho, del que ya sabe que no podrá hacer mucho más. Y por ese breve lapso, todo vuelve a la normalidad: él es abuelo y le enseña, ella es nieta y aprende con los ojos y oidos bien abiertos.


Verónica se da cuenta que la vida es eso, momentos pequeños. Se da cuenta que proyectar está bien, pero que no hay nada seguro, y que tarde o temprano no sirve de nada.
El abuelo ya no proyecta. Sólo quiere estar bien para disfrutar de lo que tiene. Lo que no tiene, ya no lo va a tener, y con la calma de los que se van a ir pronto, lo asume.

5 comentarios:

Makuni dijo...

Chapeau!

vV dijo...

:)

Rochi Mendez dijo...

Triste Vick.. pero cierto.
Me gusta la parte que mira la ventana y toca con la puntita de los dedos la sabana...

Anónimo dijo...

Cielo....me emociona el recuerdo de Media Verónica, y su sensibilidad tan real y profunda.
Los raviolitos calentitos estarán siempre en la memoria de M. Verónica, de todo esto lo único que cuenta es que ella lo pudo tener y vivir, y ese, será su recuerdo más preciado.
TKM Redondel

Unknown dijo...

uuuuuuuuuuuuuuaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

llantoooooooooooooooo